viernes, 15 de junio de 2007

Me gusta el origen de la autobiografía de Joe Boyd. A finales de los noventa comenzaron a producirse esas salvajes fusiones de compañías discográficas supongo que con un importante rédito económico en bolsa. La compañía de Boyd, Hannibal, había sido absorbida por Rykodisc en el 91, y esta segunda fue agregada a Palm Pictures, la nueva compañía de Chris Blackwell. Y entonces comenzaron las reducciones de plantilla para optimizar resultados, hasta que quedaba tan poca gente de Hannibal, y Boyd se encontraba tan atado de pies y manos en sus funciones, que le ofrecieron la ocasión de darle la patada en 2001. Como si no hubiera hecho nada en los anteriores treinta años. Yo en realidad encuentro todo este tipo de movimientos y cotilleos fascinantes. De hecho Boyd, me resulta muy interesante desde hace años, porque es capaz de explicarte técnicas de grabación punto por punto y mostrarte todas sus virtudes y sus dificultades técnicas, hablar con información de primera mano sobre un montón de aspectos técnicos del negocio, poder hacer apreciaciones muy valiosas sobre la música y que en otro sitio al preguntarle sobre Nick Drake, no le gustara demasiado ese movimiento que veía queriendo convertirlo en un mito a toda costa (¿para cuando un anuncio con música del muchacho?). Así que ahora, TENGO que comprar ese libro.

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