viernes, 11 de enero de 2008
Supongo que así están las cosas para que el hecho de que Missy Elliot aparque sus anuncios de panchitos para grabar una canción para la banda sonora de una película sea noticia, pero bueno, creo que la semana que viene ya dejaremos atrás este pesimismo (personal). El single está producido por Swizz Beat y suena bastante similar a aquella canción de Eve que tanto nos gustó el año pasado por aquí, salvo por la excepción del sonido de flautas (que ya apuntan por ahí es una imitación del sonido “clásico” de Timbaland). Si yo fuera el que escribió este titular sobre la muerte de Ike Turner, trataría de hacer un chiste sobre el hecho de que esta canción es un intento por parte de la señorita Elliot de reclamarse a si misma diciendo “It’s me snitches!” a sus competidores. Menos mal que no lo soy. Vamos a quitar esas canciones de reggae…
jueves, 10 de enero de 2008
Oh que chasco. Además la otra baza que tenía supongo que la conocía todo el mundo, así que no diremos cual es la canción que roba a esta.
miércoles, 9 de enero de 2008
Novedades del 2008.
Adele - Chasing Pavements
Cargado por slzaza
Es la primera vez que escucho alguna canción de Adele “producida”. Si uno buscaba sus videoclips en Youtube, descubría que su compañía había ordenado retirarlos y uno se tenía que conformar con escuchar los temas de su página de MySpace o ver múltiples actuaciones en directo con ella interpretando con su guitarra acústica y su voz. Curiosamente al escuchar este single, la forma de construir la canción, el dramatismo esperanzado que dibuja la orquestación, me recordó a “You Give Something” de James Morrison. Lo cual me recordó que ni esta ni aquel escriben sus propias canciones. Al consultar los créditos de producción de aquella canción resulta que el songwriter de uno y otro tema son la misma persona: Eg White. Pero eso no quita nada al hecho de que ambos serán vendidos como artistas personales, cantautores que ofrecen sentimientos de verdad frente al pop mainstream de usar y tirar (canciones e interpretes). Curiosamente lo que en un principio era una crítica hacia la compañía se mostró una forma de promoción muy medida: la intérprete de verdad puliendo su talento en directo. Ha estudiado en The BRIT School for Performing Arts & Technology, la misma de artes (y desarrollo profesional) ( miren en wikipedia para ver el alumnado), y entre sus amigos está Jaime Woon, que publicó su primera canción lo que le consiguió el contrato con la “indie” XL Recordings. Debería buscarlo, pero desde entonces creo que tiene ayuda de algún escritor profesional de canciones para afilar y depurar sus temas propios. Tampoco es tan extraño. Así que volviendo a la canción, creo que le sienta bien el arreglo. Las canciones que tiene en MySpace evocan una tenue modorra emocional donde deja caer sus dejes y calcadas inflexiones vocales, emotivas y directas, pero sin dejar huella. En ese sentido, el arreglo ayuda a articular estas y hacerlas más incisivas, pero aun así queda lejos de ser nada particularmente memorable. Eso sí, aplausos para los bailarines.
Janet jackson - feedback
Cargado por cocomoor
El nuevo single de Janet Jackson ha generado todo tipo de comentarios sobre su desesperación por el triste momento en el que se encuentra su carrera profesional tras el escándalo del “nipplegate” y la triste acogida que recibió su anterior disco al tratar de sonar como el último disco de Britney Spears. Es curioso como ese tipo de comentarios pinta a las “divas del pop” como arpías derrochonas que se apuntan a un bombardeo con tal de poder mantener su tren de vida y su vida vacía de alicientes más allá del consumismo. Avril Lavigne era una copia de Alanis Morrisette, ahora todas las chicas con guitarra son una copia de Avril. Ahora todo el mundo copia a Gwen Stefani, aunque hace dos discos estaba completamente desahuciada artísticamente. Siempre me ha llamado la atención esta cultura del terror (lo que tiene de bueno es porque lo copió de alguien que merece un poco más la pena), aunque hablaremos un poco más de ella en otra ocasión.
En realidad esos comentarios surgen alrededor del sonido de esta “Feedback” en una carrera que ha hecho una constante el cambio de diseño sonoro para permanecer fiel a la figura que se creó en 1985 con “Control” (quizás el disco que en el arreglo sonoro dibuja la mayor parte de los rasgos que consideramos ahora como R&B futurista). Puedo ver de donde viene el argumento, pero soy bastante ambivalente respecto al “plagio” o la copia de estilo. La producción la firma Rodney Jerkins. Las partes vocales, con esas llamadas-respuestas en la misma voz, repitiéndose las últimas, el tratamiento en la voz, particularmente en el último segmento del video, la forma de construir el estribillo. Y los arpegiados y los sonidos de los sintes en determinados momentos remiten inevitablemente a “Blackout” y a otras producciones de Danja (aunque esos elementos los ha usado Jerkins desde hace tiempo). Pero, no se, usar las mismas estructuras no impiden que apreciemos las diferencias entre distintos grupos de rock. Allí también hay acusaciones de plagio, pero si “funciona” no pasa nada. Así que se me escapa el matiz para este doble rasero. En realidad si está copiando el sonido de Blackout está copiando al menos a tres fuentes distintas: Danja, Bloodshy & Avant y el equipo de songwriting The Clutch. A mi siempre me hizo gracia aquello que decía un profesor mío de si alguien copiaba de un solo libro era un farsante pero si lo hacía de cinco era un experto. Danja en una reciente entrevista comentaba lo siguiente:
“The weird synth sounds, it’s natural to me. I write sometime on piano, then play the same melody with a pad just to hear how it changes. It’s like taking a classic Rolls Royce and turning it into a Phantom: it’s still a Rolls but it looks like 2010”.
Y en otra parte:
“I try to make the scariest sounding thing a put a pretty melody on top of it. If you listen to a good sampler like Premier or Just Blaze, they can take something and flip it to where you don’t recognize it. I don’t sample, so it’s not about that, but I still need that inspiration.”
Un productor puede tener una fórmula ganadora, pero si no quiere convertirla en un cliché y que esto devenga en una disminución de su caché, ha de jugar con ella de modo que siendo en el fondo lo mismo, suene novedoso haciendo múltiples variaciones sobre el mismo tema. Por ejemplo el sonido de Blackout no surge de la nada. Las celebres (al menos aquí) voces en “Piece of Me” son sencillamente un trabajo en mayor profundidad sobre un elemento que ya estaba presente en otras producciones de Bloodshy & Avant. Por ejemplo, en “Toxic” de Britney Spears (en la parte de la ducha si me son impacientes):
Britney Spears - Toxic [Keltix Xvid]
Cargado por CaMGuY
A mi por ejemplo, me gusta como Rodney Jerkins en sus últimas producciones está jugando más con los beats, no simplemente en la textura de estos, sino en la forma de construirlos, menos esquemática y con más oído de batería. Aquí hay una variación, sus temas con Natasha son otra o por ejemplo esta:
LINDA KIRALY - I CAN'T LET GO (GODISBLOGGEN.BLOGSPOT.COM)
Cargado por djfelino
Y si quieren verlo así, todo este tipo de sonidos giran en torno a un imaginario colectivo. Por ejemplo, el futurismo que cita Danja hablando del tunning y que uno puede observar en la forma en que las producciones de Teddy Riley o Jam & Lewis se han depurado y destilado tanto en sus texturas y construcción, aunque el objetivo, tratar de recrear el impacto de aquel sonido electrónico e infeccioso, sigue siendo el mismo. Creo que la canción está bien, probablemente muy, es solo que no aguanto tanto a Janet Jackson.
He leído que este será el nuevo “single” de T2. ¿Alguien estimará una evolución respecto a “Heartbroken” por el hecho de que esta se publicó antes, aunque pertenecen a un grupo de canciones compuestas en un mismo periodo de tiempo? Podrían decir: “Podemos denotar una repetición de esquemas formales y que su carrera será un más de lo mismo, cada vez con menos gracia”. ¿El video tendrá gente vestida de toreros y recordará a King Africa? Ojalá.
sábado, 5 de enero de 2008
El nuevo lanzamiento del sello Hyperdub resulta que no es el esperado (un proyecto paralelo de Kevin Martin) sino esta chica.
Reggae: A Serani, productor e intérprete jamaicano, le han colgado el modesto apodo de “the future”. Aquí tienen un vídeo para hacerse una idea. El tipo de la gorra azul.
Y el productor para el nuevo disco de Tricky resulta que es…
Strut, el famoso sello de reediciones y recopilatorios, fue recientemente vuelto a poner en marcha tras la compra del fondo de catálogo por K7. Su primera referencia es esta… Quien podía pensar que aún quedaba algo por exhumar…
Bueno, las navidades me suelen dejar bastante quemado, así que dejaremos el blog en suspenso unos días hasta que estemos de un mejor humor, con una conexión decente y con menos cosas pendientes por hacer.
P.D.: Me gusta esto. : (
Freemasons feat bailey tzuke - uninvited
Cargado por hakim93200
jueves, 3 de enero de 2008
El conocimiento siempre ha sido algo muy bien valorado dentro del mundo de la música popular desde hace décadas (por ejemplo, en “El Sonido de la Ciudad” citaban un ensayo sobre la gente que protestaba contra la vacuidad de la música mainstream y la verdad y la energía que tenía la música que ellos apreciaban, que era el jazz durante los años 30) y aunque siempre ha sido algo arduo que gira en torno a muchas horas de escucha, conciertos, leer, hablar y reflexionar sobre el asunto, conocer una escena determinada (digamos el black metal), especializarse en ese sonido y poder hablar de él con propiedad es algo que con trabajo se consigue en no muchos años. Aunque la cantidad de discos es bastante inabarcable, el hecho de que por razones artísticas, comerciales o de infraestructura, la mayor parte de la música popular esté orientada hacia el formato álbum genera ciertos filtros muy útiles para poder reducir rápidamente el tiempo dedicado a artistas no tan interesantes. La duración de un disco, la repetición de ideas, el conocimiento de los horizontes estéticos, la no muy grande evolución que realmente experimentan los artistas o grupos puede hacer que en un par de escuchas sirvan para descartar o no muchos muchos discos. En el mundo del baile (o por hablar, en los del R&B, el hip hop, la música jamaicana o el country) esos filtros no funcionan o llevan a las aberraciones que año tras año vemos en las listas. En el caso de la electrónica un artista puede sacar 10, 20 lanzamientos y puede que sólo sirvan 2 temas, pero que esos dos temas sean realmente increíbles. Y puede ser que alguien de quien no esperabas nada cambie de estilo y se convierta realmente en imprescindible. Que la crítica que escriba alguien patine completamente y un tema tachado de pésimo sea con los meses y las escuchas el tema del año. Así que el terreno a explorar es mucho más amplio que el que uno puede encontrar en otros géneros, más caro (hasta lo prohibitivo), más dedicado y específico, prácticamente un trabajo a 24 horas (ir a clubs para escuchar los nuevos temas, ir a la tienda, escuchar los temas). Así que el mundo de la electrónica siempre ha supuesto un reto mayor a la hora de dar el salto desde el oyente pasivo al aficionado o el conocedor.
El cambio de paradigma en nuestro modo de consumir la música (digamos que desde lo singular hacia lo plural, del tracklist a la playlist, de las 12 canciones de un disco a los discos duros de 80 Gb, de las tiendas de la ciudad a las virtuales, los portales de descargas legales de mp3s, flac y wavs a los P2P ), aparte de llevar nuestros horizontes de escucha en ocasiones hasta el ridículo por su amplitud, no ha hecho disminuir en modo alguno nuestra necesidad de saber. De hecho nos ha hecho aún más dependientes de ella porque en cierto modo ya no nos “conformamos” con la cantidad de discos que escuchábamos/comprábamos hace unos años (unos 25 en mi caso) y los medios más o menos convencionales no pueden abarcar un mercado cada vez con más y más producción. El fenómeno del blog house es un término algo clasista y despectivo que se sacaron de la chistera en el mundo de la electrónica, no para definir a una serie de artistas con un sonido o unos intereses sonoros similares, sino para designar el canon de excelencia, la fama o el hype que surge a partir del feedback generado entre blogs. No tanto por el hecho de lo que seleccionan, sino precisamente, por aquellos temas que se mueven en similares terrenos (y que lo hacen mejor) que son ignorados por no pertenecer a sellos de referencia o tener conexiones con gente reconocida. Que el criterio en lugar de ser cada vez más divergente sea cada vez más homogéneo y consensuado no deja de ser una muestra al respecto. Y claro, esto no tiene nada que ver con listas llenas de un 80% de artistas indies que reciben críticas por no incluir más. Estas cosas sólo pasan en el mundo de la “fría” electrónica, donde todos los temas suenan iguales.
Normalmente no solemos hablar de música electrónica como tal por aquí, por el hecho de que carecemos del suficiente lenguaje técnico para explicar como funciona un tema o del lenguaje preciso para tratar de contextualizar una serie de emociones y dinámicas de una forma que no terminemos en todos los clichés habituales de la crítica. Cuando hablamos de rock u otros estilos, normalmente solemos hablar de unos significados e implicaciones asociados a ellos (la libertad del rock, la espiritualidad del reggae, etc.) y solemos hablar de ellos. La música electrónica normalmente carece de esos “significantes” tan socorridos. En fin, tratemos de hacer el mínimo ridículo hablando algunos de los temas que aparecían en aquella lista, los que había descartado y los que desconocía:
El número 1 de la lista era “Mumbling Yeah” que es un tema maravilloso pero que no tiene a primera vista ninguno de los atributos para decir que es un “gran tema”. En fin, muchas polémicas y suspicacias alrededor de ese tema, aunque no hay nada que se le parezca.
El segundo es para Radioslave con su “Bell Clap Dance”, que es lo suficientemente “evidente” con sus sonidos perfilados, su riff certero y la variedad de recursos usados para hacer que no nos cansemos del groove que mueve el tema, para no tener que explicar demasiado cuales son sus virtudes.
En el puesto 20 se encuentra este corte de Luciano y seguramente sea uno de los temas más maravillosos que he escuchado durante todo el año pasado. La sensación de fluidez e hipnotismo que producen todos esos sonidos que aparentemente no van en ninguna dirección, las sucesiones de efectos y procesos que se suceden sin aparente motivo, la ternura con las que están moduladas las texturas, la sensación de “¿qué ha sido eso?”. ¿Por qué no lo elegí entonces? Porque la cara B no funcionaba tan bien, y seguramente eso no sería impedimento de no estar publicado por el sello Cadenza, donde el conjunto parece importar más que las partes que lo integran. De hecho pensé en hacer una entrada específica titulada “discos que no se donde clasificar” incluyendo además el 12” de remezclas de Digitaline, más movimientos entre la música de baile, la psicodelia y una alternativa al dub como música desarrollada mediante procesados del material sonoro.
El tercer corte más votado fue un tema de Ricardo Villalobos “Primer Encuentro Latinoamericano”, que les resultará familiar si escucharon el mix que hizo el caballero de las grandes ojeras para Fabric. Allí duraba ocho minutos, en “Sei Es Drum” dura cerca de 12, la primera versión que se filtró dura 40 minutos. Los intrincados polirritmos que se forman a partir de todos los elementos que suenan en la mezcla, esa sensación de ondulación (que por ahí leí consigue usando algún dispositivo antiguo de hardware) en los sonidos o mediante los efectos de flanger y de panning en el estereo, la emoción de las voces de Los Jaivas (dicen) con sus aires pop de los 70 (aunque ellos eran un grupo tirando al progresivo), el carácter casi infinito y deshilvanado de la progresión de la mezcla. Pensé en votarlo, pero ya saben que aborté el proyecto de lista porque estaba ya muy saturado.
El sexto corte de la lista correspondía a “Lunatic Fringe” de Stefan Goldmann. Es un tema que camina por los terrenos abiertos por Villalobos en “Fizheuer Zieheuer” a partir de muy generosos samples de fuentes sonoras acústicas apenas procesados, con su calidez acústica y emocional, reflejándose siempre de manera distinta debido al mutante arreglo electrónico. Si en el anterior era ese canto del grupo convertido en un himno de estadio deportivo, en esta ocasión es un coro de voces búlgaras. A veces va en contra, a veces camina al mismo paso, a veces los resultados son un chiste malo, otros intrigantes. Lo valoro pero no me interesa.
El puesto décimo corresponde a Pigon, que realmente no conocía hasta verlo allí. El tema pertenece al sello Dial que este año nos ha dado los discos largos de Pantha Du Prince y Efdemin, y el sonido general no difiere tanto de aquellos, con su calidez, la emotividad de sus ciclos repetitivos y sus subidas de tensión (aunque no hay un climax) mediante la acumulación de “instrumentos” que recuerdan tanto al rock que uno no se sorprende nada de la buena acogida que ha tenido entre los críticos “rockeros” el disco de The Field (que no tiene nada que ver con los anteriores pero que usa los mismos parámetros, añadiendo también la continuidad “esperada” en los discos con calidad) convirtiendo el tiempo en algo subjetivo, sus diez minutos consumiéndose en un parpadeo o en una respiración.
Por la lista también se encuentra este tema de Jichael Mackson, con sus texturas techno dub, sus ecos acuosos y sus samples de “Wicked Love”. A mi me encanta el tema, pero como que lo descubrí la semana anterior a cuando publiqué la lista, así que no tenía suficiente perspectiva.
Este tema de Martin Buttrich no lo había escuchado. O quizás sí, pero dijimos aquello de “No es tan bueno como…” (uno de los grandes temas de los últimos años)
Este tema de Tigre Stripes debe ser fantástico en la pista.
Este tema de Len Faki (Mekong Delta) estaba en mi lista hasta casi última hora. La razón para incluirlo es la misma que la anterior, solo que esta vez en positivo.
Y estos dos no estaban en la lista
Petre Inspirescu, es un joven productor rumano, que había escuchado en uno de los últimos lanzamientos del año del sello Cadenza, pero que no había escuchado en este tema, donde los golpes en la caja en offbeat, provocan esa dislocación que se convierte en el gancho de todo el tema, sobre todo cuando otros sonidos también empiezan a “desencajarse”. Muy, muy bueno.
Y este tema de Noze que acabo de descubrir hace poco y que es un amor.
miércoles, 2 de enero de 2008
Algo que el documental trata de transmitir por todos los medios fue lo anárquico, deprimente y delirante que fueron aquellos años (y aquellas circunstancias) para la gente que las vivió. Hay imágenes de una actuación, con los dos hermanos Amador, cada uno sentado en su silla, enfrentados y tocando las guitarras, donde uno empieza a tocar, le sale una cosa, el otro le responde, el otro le dice con la mirada que siga, el otro se saca otra cosa, y uno se encuentra un amor visceral, animal o si lo prefieren “tan gitano” por querer tocar, que le sirven a uno para hacerse una idea de cómo se conducían y que les movía a juntarse con hippies o con cualquiera que tuviera algo que contar. Otra secuencia impagable fue la que usaban para contar como fueron los meses previos a la grabación del disco, con los tres reunidos en un piso únicamente improvisando música y fumando porros. Hay una grabación donde Raimundo está preparando uno y alguien toca algo en la guitarra, y él deja de mirar la china y se pone a cantar una línea igualmente blues, y le dice a alguien que continué mientras las guitarras siguen sonando y el sigue cantando y el tabaco continua moviéndose. Que quizás no sea algo tan “raro” ni “excepcional” y que puede ser algo que hemos visto en ocasiones con nuestros propios ojos, pero que en aquel momento era algo casi estrafalario (dos gitanos que vienen del mundo del flamenco con un payo que viajó a los EE.UU: para impregnarse del ambiente hippie) o el hecho nada despreciable de que la música era fantástica. Enlazan con una entrevista a Ricardo Pachón donde comenta como un día, los hermanos dejaron las guitarras y se pusieron a tocar con cucharas ritmos sobre cualquier cosa que hubiera en el piso. Y entonces ponen la grabación. O cuando hablan de la participación en “La Leyenda del Tiempo” de Camarón y ponen una actuación en el programa “300 Millones” con Camarón como quien anda por su casa tocando esa música que ahora parece querer ponerse en un museo y tras una vitrina. O como cuentan que “Volando Voy” salió mientras estaban de fiesta un día en la feria, tocando con una lata. O cuando ves las sesiones de donde salió Pata Negra y ves a Raimundo tocando la guitarra con la pezuña de una pata de jamón, o escuchas la grabación de “El Extraterrestre” y así hasta el infinito. Si lo publican en DVD, que incluyan como extras las actuaciones de archivo como extras (aparte de un jugoso libreto que extienda aquello expuesto en el documental). Agradecido por su existencia. Un par de links:
Uno
Otro
martes, 1 de enero de 2008
El grime se me escapó bastante y quizás el dubstep no sea tampoco el mejor ejemplo (el género se ha movido gracias al trabajo de un núcleo duro de artistas hasta lograr crear su propio público) y por eso, aparte del goce que pueda reportarme la música, me interesa el bassline (y también la escena del funky house) por poder observar, casi en tiempo real, la etapa de “scenius”. Según Brian Eno, inventor de la palabreja, “Scenius stands for the intelligence and the intuition of a whole cultural scene. It is the communal form of the concept of the genius”, algo que podemos intuir de forma muy intuitiva en estos momentos de efervescencia, donde todo el mundo con posibles puede crear un tema rutilante como respuesta a lo que escucha en los clubes, en la radio, en los mixes, donde cada uno que participa en ella cree estar aportando algo para llevarla a un estadio superior. El momento cuando las reglas no están fijadas en piedra y donde cada giro, cada pequeño cambio en un efecto o en la elección en el pad de un sinte, parece crear un mundo nuevo de posibilidades por descubrir y explorar. Uno de los primeros mixes que escuché fue uno mezclado por T2, donde pinchaba dos veces “Heartbroken”, uno en la versión que ahora tomamos por definitiva y otra que sólo mantenía el vocal y en la que el resto del arreglo electrónico era distinto. Y era igual de maravillosa que la “oficial”. Quizás sea el hecho de que sentirse parte de este estado de excitación es una experiencia maravillosa y que, una vez cesa, resulta difícil de recuperar. No resulta tan difícil encontrar comunidades, sitios y gente que tratan de acumular la mayor cantidad de documentación alrededor de un periodo dentro de un estilo musical, tratar de devolver la perspectiva completa frente a las luces demasiado incisivas que destacan detalles, personajes determinados, rellenar los huecos, conocer el nombre de aquellos temas que una vez escuchaste y que aún no has podido olvidar porque hacerlo sería como dejarlos morir, borrar cualquier prueba de su existencia. Seguramente también tiene un tanto importante de nostalgia, algo de fetichismo y algunas otras cosas que no sean tan interesantes.
En una visión demasiado abstracta del asunto, el momento de inflexión es cuando el genio colectivo cede paso a la “profundidad” y “personalidad” del genio individual. En la práctica suele ser cuando las revistas musicales especializadas hacen un reportaje y te ofrecen una guía de compras, quienes son los personajes “importantes”, etc. etc. que es cuando se formula un canon de excelencia dentro de la escena. Supongo que en la teoría ese momento es muy apropiado, porque lo que antes era conversación, alguien escuchaba un tema y le ponía tan del revés que necesitaba crear el mismo una remezcla o un tema propio, se convierte en un proceso de admiración e influencia, de reflejo en unas formas que se revisten de unos valores artísticos, el manual de estilo, las reglas del juego como pudo ser para la IDM los volúmenes del “Ambient Selected Works” de Aphex Twin, una cumbre con la que medir otros desafíos. Digo que resulta muy apropiado porque en esta versión de la “inocencia perdida” en el jardín del Edén, la llegada de gente sin conexión a la escena pero se creen los portadores de su verdad, siempre supone un cambio a peor, pero no creo que sea cierto que en ese momento es cuando surge la “autoría” donde antes se era uno más de la manada. Mi primer contacto real con el dubstep, es decir cuando decidí seguir lo que pasara en esa escena, fue descargando un par de sesiones que había colgado en su página web un programa de una radio centroeuropea. Uno de ellos era un homenaje a Tempa Records, y estaba lleno por todas partes de temas de Horsepower Productions, Hatcha y algunas más de las primeras referencias del sello. Así que mi inmersión en la escena fue a través de las grabaciones y de allí fui a las sesiones de Rinse con sus dubplates, remezlas exclusivas y CDs con temas recien grabados por los artistas para que les dieran una opinión al respecto (curiosamente lo caluroso de la recepción por parte del público). En el grime puede que sucediera algo parecido y que a partir del disco de Dizzee Rascal pudieras llegar a una escena que se movía frenéticamente en esos momentos. Y aunque siempre se nos venda que nada superó aquel disco y que aquello fue flor de un día, aquel disco surgió de aquellos aires y ese momento de cohabitación entre una y otra forma de entender la música, se prolongó bastante tiempo.
¿Y como cesa? ¿Te despiertas una mañana y al incorporarte notas que has perdido algo? ¿Se cansa la gente de ir, ir y nada más que ir sin encontrar nada? ¿Lo que antes era una experiencia se convierte ahora en una obligación cansina? ¿Se desmoraliza la música y uno se percata de que el viento no empuja el barco? Quizás sea algo que se pierde cuando todo el mundo entre en esa dinámica y resulta demasiado complejo y extenso tratar de abarcar todos los mixes, todos los dubplates, todos los CD-Rs, todos los bosquejos y las herramientas para mezclar y preferimos decantarnos por aquello en lo que podemos depositar nuestras manos, la pieza grabada en su integridad, cerrada en los círculos de los (micro)surcos del formato físico o en el peso del archivo, inalterable, alejada de toda posible sorpresa y de nuevos significados, permutaciones, conjugaciones, rendido a la rotundidad de su extensión. Quizás uno empieza a parecerse demasiado a toda la sarta de tópicos que se usan sin cesar para referirse al género, y uno se pregunta como ha dejado de ser algo para convertirse en su sombra. Antes mencionaba esa sesión con la que comencé a escuchar dubstep. Siguiendo el chascarrillo, debería ser su innovación formal lo que me hubiera deslumbrado, pero no fue así. Llegué al género en un momento en el que estaba muy cansado de otras músicas, o en el caso de aquellas que escuchaba con regularidad, en un momento de su evolución sonora en el que no tenía ninguna conexión emocional con ellas. Lo que me llamó la atención fue reconocer todas esas trazas de otros sonidos con los que me había emocionado, con los que había pasado alguna época de mi vida, y verlos, de nuevo en el presente y moviéndose en otra dirección. O el mito de la “oscuridad oscura”, “ambientes futuristas” y “angustia urbana”. Cuando todo el mundo estaba que se subía por las paredes esperando el primero de Burial y salió aquella sesión mezclada por Kode9 (otra joyita), lo que me evocó aquella música con todos sus procesos de degradación y memorias de otros tiempos no fue noche y asfalto, sino el camino que seguí desde un web café hasta el piso donde vivía entonces, para descargarlo en el ordenador de mi hermano. Casi verano, pasando por el mercado lleno de frutas, gente hablando en al menos cinco idiomas, palmeras, empedrados como suelo, cuestas, edificios antiguos, andamios, las propias sensaciones corporales, con la humedad y el sudor mezclándose con la carne palpitando y jadeando. En un artículo, Ian Penman hablando sobre el dub, usaba dos definiciones para tratar de capturar que era aquello que tanto le fascinaba. Una, sí, era el proceso artístico, el trabajo de estudio, la visión casi cubista del sonido. La otra, era la de la música donde las olas rompiendo en las playas, resonaban en el eco de las montañas, como manifestación de espiritualidad y admiración por la naturaleza desde una perspectiva rastafari. Y si quieren, toda esa imaginería tan cyberpunk, todos esos neones, todos esos espacios vacíos, son complementarios de espacios abandonados que van siendo reconquistados por la naturaleza. Y sí, yo también pensé en oscuridades y violencia escuchando a Vex’d, con la marcialidad en el avance de los breaks, su expresionismo y su virulencia, pero bueno, no son ellos precisamente los artistas más influyentes del sonido actual y hay demasiadas horas de Playstation tras algunos tópicos.
En el cada vez mayor número de críticas negativas que está comenzando a recibir Burial con su segundo disco, hay un par que sentí que quizás verbalizaban algunas de las cosas que me pasaban por la cabeza. Una comentaba que ese disco era a la vez una expansión y una contracción del sonido de Burial. Y otra hablaba, sobre como aquello que en el primer disco, quedaba apuntado, o era mostrado de forma elíptica, como un misterio que no se quiere resolver, resulta demasiado claro en el segundo, pero sólo lo muestra, no hay ningún tipo de acción o reflexión acerca de ello. O lo que es lo mismo, esas uniones tan emocionales pueden devenir en algo tan evidente que acabemos odiándolo con todas nuestras ganas. Y en cierto modo, creo que ese es el problema que tengo ahora con el dubstep. Que donde antes había muchas cosas por explorar, distintos estados de ánimo que evocar (desde la melancolía a la rabia), distintas maneras de acercarse a la realidad con un mismo sonido, sin perder el detallismo sonoro, resulta demasiado reiterativo, previsible en su desarrollo, por ejemplo, en las sesiones, o los detalles jamaicanos suenan impostados. He estado escuchando a esta gente que se está acercando al sonido del techno y aunque no lo pilláramos demasiado a la primera, creo que uno de mis productores favoritos ahora mismo es Martyn (descarguen ese mix tan cuco que tiene en una de las entradas recientes).
Con la cosa de las listas y gente recomendando cosas, al final me he decidido a escuchar a una serie de artistas a los que normalmente no daba cancha. Aquí tienen una muestra.
Es un sonido que ahora mismo me gusta, aunque se que en cuanto lo manosee mucha más gente se convertirá en un terreno bastante insufrible. Más que definirlo, acercándonos al drum’n bass, como un acercamiento al jazzstep o al techstep, un acercamiento hacia los terrenos más ambient. No creo que sea más “inteligente” o “fino” o “sensible”, pero me permite respirar y pensar de otros modos. En fin, ya veremos por donde van los tiros este 2008.
Violet Vector and the Lovely Lovelies
http://www.myspace.com/violetvectorandthelovelylovelies