Ayer en Canal 2 Andalucía estrenaban, con algún anuncio incluso porque parece que aportaron a la financiación del mismo, “Volando Voy (Dame Veneno)” , un documental que cuenta la historia alrededor de Veneno, Pata Negra y otros artistas que se cruzaron en ese momento con el universo donde se encontraban los hermanos Amador y Kiko Veneno. Que el guionista sea Luis Clemente (supongo que el periodista musical del mismo nombre) es garantía de que se tiene algo que contar y que seguramente se hará. En ese sentido, el de querer contarlo, el documental es sencillamente apabullante usando material de archivo en video (actuaciones televisivas, grabaciones en conciertos, películas caseras, etc.), audio (las grabaciones caseras de los ensayos previos al disco) o fotográficas (fotos de las sesiones de grabación del disco de Veneno), o con abundante material sacado de entrevistas recientes con mucha de la gente que participó en aquello para ilustrar sus tesis. Así que como siempre en estos casos, lo que hay está muy bien, pero al menos a uno, le quedó el regusto de siendo muy ameno, muy interesante, puntualmente emocionante y muy amplio en su registro de temas, de una sensación de “humildad”, de que lo que estaban contando era importante pero estaba a la sombra de otros mitos de ese tiempo, o que realmente no había tanta mecha como para querer inventarse una leyenda alrededor de aquello. A Wilco la compañía no les quiere publicar un disco con el que creen que no van a sacar beneficios y se convierten en uno de los grupos más importantes de la historia del universo (por los comentarios que lee uno por ahí). Aquí, si uno quisiera, podría sacar la imagen de gente que se morían de ganas por vivir la vida y que se equivocaron de momento. Visión que incluso los participantes aportan. Hay un comentario de Juan “El Camas” particularmente incisivo que todavía me ronda por la cabeza y que giraba alrededor de que la música que habían hecho no era tan grande ni importante, que los respetaba porque en su música encontraba destellos de libertad, pero que no encontraba esa libertad. Sería curioso hacer lo mismo con tantos y tantos discos y músicos míticos.
Algo que el documental trata de transmitir por todos los medios fue lo anárquico, deprimente y delirante que fueron aquellos años (y aquellas circunstancias) para la gente que las vivió. Hay imágenes de una actuación, con los dos hermanos Amador, cada uno sentado en su silla, enfrentados y tocando las guitarras, donde uno empieza a tocar, le sale una cosa, el otro le responde, el otro le dice con la mirada que siga, el otro se saca otra cosa, y uno se encuentra un amor visceral, animal o si lo prefieren “tan gitano” por querer tocar, que le sirven a uno para hacerse una idea de cómo se conducían y que les movía a juntarse con hippies o con cualquiera que tuviera algo que contar. Otra secuencia impagable fue la que usaban para contar como fueron los meses previos a la grabación del disco, con los tres reunidos en un piso únicamente improvisando música y fumando porros. Hay una grabación donde Raimundo está preparando uno y alguien toca algo en la guitarra, y él deja de mirar la china y se pone a cantar una línea igualmente blues, y le dice a alguien que continué mientras las guitarras siguen sonando y el sigue cantando y el tabaco continua moviéndose. Que quizás no sea algo tan “raro” ni “excepcional” y que puede ser algo que hemos visto en ocasiones con nuestros propios ojos, pero que en aquel momento era algo casi estrafalario (dos gitanos que vienen del mundo del flamenco con un payo que viajó a los EE.UU: para impregnarse del ambiente hippie) o el hecho nada despreciable de que la música era fantástica. Enlazan con una entrevista a Ricardo Pachón donde comenta como un día, los hermanos dejaron las guitarras y se pusieron a tocar con cucharas ritmos sobre cualquier cosa que hubiera en el piso. Y entonces ponen la grabación. O cuando hablan de la participación en “La Leyenda del Tiempo” de Camarón y ponen una actuación en el programa “300 Millones” con Camarón como quien anda por su casa tocando esa música que ahora parece querer ponerse en un museo y tras una vitrina. O como cuentan que “Volando Voy” salió mientras estaban de fiesta un día en la feria, tocando con una lata. O cuando ves las sesiones de donde salió Pata Negra y ves a Raimundo tocando la guitarra con la pezuña de una pata de jamón, o escuchas la grabación de “El Extraterrestre” y así hasta el infinito. Si lo publican en DVD, que incluyan como extras las actuaciones de archivo como extras (aparte de un jugoso libreto que extienda aquello expuesto en el documental). Agradecido por su existencia. Un par de links:
Uno
Otro
miércoles, 2 de enero de 2008
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