El nuevo EP de Burial “Ghost Hardware” tiene unas voces muy emotivas y unos breaks portentosos marca de la casa. Y poquita cosa más. Los temas parecen avanzar ensimismados en su propia y característica belleza sin dirección concreta, sin necesidad de resolverse emocional, musical o formalmente. Casi todos los recursos instrumentales usados a lo largo del EP, sean los chasquidos, los sintes, los sonidos atmosféricos, los bajos, etc. recuerdan a los ya utilizados en su disco, hasta el hecho de preguntarse uno si, simplemente, durante todos estos años lo que ha hecho el músico es crearse un banco de sonidos propio al que aún quiere sacar partido. Ese supuesto en particular no me parece un despropósito. Son sonidos que han capturado su imaginación, con los que se siente identificado o que articulan sus tensiones artísticas. Pero si el color de la música y sus texturas no han cambiado de forma perceptible y no hay una nueva búsqueda de resolver los interrogantes (hay cositas aquí y allá, casi escondidas). ¿Qué queda?
Podemos hacer dos supuestos bastante gruesos (y falsos) sobre el origen de estos temas: su composición es posterior a su famoso LP, y este lanzamiento representa en su presente forma un caso patente de miedo escénico, o se trata de descartes de aquel, lo que en cierto modo lo dice todo. Aun así uno se decanta por lo primero por la producción. Los distintos elementos están mucho más perfilados en lo sonoro, el nivel de detalle en capas de sonidos superpuestos a través de los que viajamos por la ecualización y los efectos, también es mayor y las ganas de hacer cosas (usar más voces), de que sucedan pequeños acontecimientos a medida que avancen en su desarrollo los temas, como imágenes que se fijan en la memoria en un viaje, son mayores, casi continuadas. La capacidad de emocionar está todavía aquí y las formas en los que se crean los ambientes siguen en plenitud de forma, pero como el título del disco anuncia, parece haber leído demasiado de lo que han dicho sobre él. (El EP) no es malo, pero a ratos no es necesario.
Hay una última cosa, que uno intuye casi desde el principio de la escucha, aunque no pueda probar fehacientemente: que estos temas son más o menos “jams” resultonas probando el Live de Ableton (un software que usa Kode9 hace tiempo). Simplemente por como todos los cambios entran a tiempo, no por necesidad, musicalmente hablando cuadrando los tiempos (algo que anteriormente no sucedía en su música). En lo básico Ableton Live es un reproductor de loops. Es algo a priori bastante inútil, hasta que entendemos el concepto detrás*. Y lo “resultón” que he mencionado antes no son las mismas secuencias usadas, notablemente construidas, sino la interacción entre ellas, muy espontánea, pero como ya hemos dicho, sin apenas discurso. Y en esto me encantaría estar equivocado, porque si en una discografía como la suya, tan autoexigente que parece condenarle al ostracismo, ha sentido la necesidad o considerado que este material está a la altura, el futuro puede convertirse en un más de lo mismo más que en una evolución. Si quieren comprobarlo por ustedes mismos, pulsen botoncitos aquí abajo.
Nuevo material también de Kode9 (es decir, TODA la escudería del sello Hyperdub ha publicado material nuevo), que uno no encuentra en la web del sello que parece no haberse actualizado en tiempos. En este caso se trata del remix hecho a Massive Music de su “Find My Way”, acompañado en el otro lado por un tema ya incluido en su LP “Memories of the Future”. Este tema, cuentan, lleva sonando en sus mixes desde hace casi un año (en el del Sonar, efectivamente sonaba) y se nota que si ha servido durante tanto tiempo de “herramienta”, su valía, su capacidad para seducir en la escucha frente al paso del tiempo, está poco más que probada. Permanecen intactas las secuencias donde se suceden distintos lenguajes sonoros, los ambientes místico-ensoñadores (gentileza de la melódica), el uso dub de la ecualización, las inserciones sonoras en primer plano a contrapelo que parecen distorsionar el tempo de la música (el espíritu del jungle) y los bajos y breaks conocidos de la casa. Gran tema.
Este mes, en realidad hay bastantes lanzamientos en formato físico dentro del género. Quizás debería dedicarle más tiempo a este y “aprovechar” que aún se encuentra dentro de niveles de publicación “manejables” para conocer nuevos productores que no sean los sospechosos habituales. Pero es que los tics formales, ya, me desconectan casi automáticamente de la escucha. Coki, por ejemplo, este mes saca nuevo EP en Big Apple Records, es decir el (renacido) sello de la primera tienda que empezó a prestar atención a estos sonidos. Que en la hoja de promoción incluyan el lema “Meditate on bass weight” a mi más que como guiño me funciona como elemento anticlímax. Pero quizás deba darle una oportunidad e incluir una columnas más o menos fija como ya hago con otros géneros (perdón que eso no lo saben todavía). De todas formas, ahí va un tema de Coki y otro de Caspa, no necesariamente de actualidad, pero con un nombre encantador desde el sentido español de la palabra.
*Hay un definición algo polémica, pero que tiene la virtud de que todo el mundo más o menos la entiende, que dice que la música es la ordenación de los sonidos en el tiempo. Sean notas sueltas formando una melodía, notas al unísono formando acordes, golpes formando un ritmo. A un nivel bastante materialista (al que no reduzco la música), lo que hace un compositor es escribir sonidos y ensamblarlos a lo largo del tiempo. Sean frases, motivos, secuencias de acordes, cadencias, movimientos, secciones o secuencias, desde un nivel micro a uno macroestructural, encontramos la unión de múltiples piezas sonoras para formar un todo coherente que exponga las inquietudes, lenguaje artístico, la estética o las tensiones creativas del autor.
En lo básico, un sample es la grabación de un sonido. Puede ser un eructo, una explosión, una línea de bajo funk en un vinilo o la sinfónica de Praga tocando el Réquiem de Mozart. Un loop en lo básico también, es la reproducción cada X tiempo de un sample. El concepto de Ableton es desde este punto de vista muy original: todas las piezas de una composición musical son loops. Puede ser que el loop sea de la duración de toda la pieza musical, como el sonido de una campana, o que se repita de forma continua, como el ritmo en una canción disco. Puede ser una línea de piano, o una serie de acordes en una guitarra. Todo son grabaciones de sonidos, pistas, eventos, secuencias o partes para ensamblar una canción.
La grabación de un disco, en la música popular, es más o menos eso la mayor parte del tiempo. Tienes a un bajista que toca durante toda la canción la misma línea en su instrumento. Si al final vas a grabar a todos los instrumentistas por separado para tener una mayor claridad en la grabación, ¿por qué tener al tipo tocando durante cinco minutos la misma cosa una y otra vez? El alquiler del estudio cuesta dinero y con tener una toma buena de la línea de bajo y repetirla es suficiente. Mucha gente dirá que el quid de la cuestión está en poder apreciar todas las pequeñas imperfecciones al tocar del instrumentista, y seguramente tienen razón, pero a la vez, se busca la perfección, la plasmación última de la música en la grabación del disco. Pero esto se hace con todos los instrumentos. Puede ser que la voz tenga que hacer tomas más largas, o que la pista última sea la unión de múltiples pistas homogenizadas por el Melodyne. Pero todo consiste en ordenar las piezas.
La mayoría de los secuenciadores en los programas de software toman ese planteamiento como un gráfico lineal. Hay dos dimensiones en el gráfico. En vertical hay una serie de columnas donde están asignados los distintos “instrumentos”, y en horizontal, está la escala de tiempo, donde quedarán registrados los elementos musicales.
En Ableton Live, que es un software pensado para músicos de electrónica bailable o para djs, hay dos series de columnas. La vertical representa los “instrumentos” y horizontal, secuencias. Este cruce de columnas genera una serie de celdas. Cada celda representa un sample, una grabación de sonidos. Imaginen una tema de baile con un ritmo más o menos continuo durante tres compases y que tiene un pequeño remate en el cuarto. Una línea de bajo eléctrico que dura dos compases y se repite. Y un órgano hammond en el que se toca una melodía y una serie de acordes que en total dura ocho compases antes de pasar a la siguiente parte. Si apilas todos estos elementos dentro de una línea horizontal y la pulsas, ya tienes esa secuencia musical. Los loops se repetirán indefinidamente y la secuencia, por tanto se puede repetir, todas las veces que quieras, añadiendo en tiempo real otros sonidos, pregrabados o tocados a sentimiento, o modificando los elementos presentes mediante efectos y distintos plug-ins. El músico puede tener organizadas las distintas secuencias musicales de una canción y prolongarlas, acortarlas o evitarlas a su antojo.
lunes, 23 de julio de 2007
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