martes, 20 de noviembre de 2007

Que bien. Este post que viene a continuación es un batiburrillo.

Estoy escuchando el último material que ha publicado Ricardo Villalobos, el de “Sei es drum” y en su colaboración con uno de nsi. bajo el sobrenombre de Odd Machine, pero por ahora no conecto con ellos. El primero es un vinilo que ha publicado alguien, rumores dicen que el propio Villalobos creando su propio sello, otras voces apuntan que ni idea pero seguramente no Villalobos, y que contienen bastante del material que se usó en el mix que realizó este año para Fabric. Algo que está bien, porque quizás el problema que tuviera con aquel mix es que los cortes anunciaran los títulos de cada tema y uno se encontrara tratando de descifrar cuales serían los sonidos pertenecientes al tema original y cuales no, y en cierto modo desguazando el sentido del mix como una continuidad de sonido. Villalobos suele pinchar horas y horas en sus sets, el sr. Conte una vez enlazó a un set de ocho horas, pero ni siquiera es el más largo, y suele utilizar montones de elementos de la mezcla, como herramientas de dj que el mismo se construye, por ejemplo, una pista con un ritmo que va evolucionando durante veinte minutos y que está mezclado de fondo con cualquier cosa que esté pinchando en ese momento, así que el material de ese disco tiene otro tipo de funcionalidad más allá del home listening y quizás deba dedicarle más tiempo de escucha. Lo que es cierto es que ahora mismo no conecto demasiado con todo el rollo del minimal y del mundo de la ketamina*.


Como otra gente, ayer me dediqué a limpiar el ordenador de archivos y cosas, aunque uno en vez de borrarlas, tiene algo de complejo de Diógenes y las graba, las almacena y las olvida. Mientras comprobaba ayer un DVD, por fin, logré escuchar a Bass Clef. Y no me disgustó, así que busque en Youtube y encontré esto. Muy cuco su directo mientras toca el trombón sobre sus bases dubstep. De hecho, casi tiene más raíz jamaicana por eso que la mayoría de la gente asociada al estilo.

Supongo que he perdido cierta comba, aunque quizás nunca la haya tenido, con el dubstep, o quizás estemos tan pendientes de pinches y buriales que ya nos hemos dado por satisfechos al respecto. Creo que no he escuchado ni de pasada el nuevo de Boxcutter y hay una serie de recopilatorios recientes como el del sello Hot Flush o el segundo capítulo de Box of Dub (ahora apareces, cuando mis problemas de insomnio ya se han solucionado), que tampoco me tientan gran cosa. Skream parece que publica un single semana sí, semana no. Shackleton está remezclando a gente como Pole o a Simian Mobile Disco y la semana pasada realizó un mix para el programa de Mary Anne Hobbs hecho a partir de dubplates de material propio que todavía no he escuchado demasiado. Supongo que entendí mejor la clase de asociaciones con otros estilos de música que hace la gente con el dubstep cuando un día me dedique a mirar si había videos de Muslimgauze en youtube.

Kode 9 aparece esta noche en Rinse FM en lo que se supone es un enfrentamiento a los platos con Flying Lotus (que también tiene que sacar disco dentro de poco… uf, que pereza). Supongo que aparecerá mañana o pasado como podcast y ya les comentaré.

The Bug está a punto de sacar a la venta el single de adelanto junto a Warrior Queen de su nuevo disco para Ninja Tune. Hace poco escuché una entrevista con Kevin Martin en un programa de dubstep en una emisora pirata. Lo último no es para tirarme el pegote de que escucho emisoras piratas, que no lo hago, es por dejar caer que los tipos estaban tan pendientes de hacer el burro con el eco y todas las tonterías como para olvidarse de subir el volumen de la llamada de teléfono entrante así que escucharlo fue una pesadilla, pero todos los comentarios sobre su gusto por la música inmersiva, explicando que esta no necesariamente tenía que partir desde la agresividad para lograr sus objetivos, su evolución desde su música cuasi-industrial hasta sus últimas etapas moviéndose entre el dancehall y el dubstep, sus dudas acerca del género, sus comentarios sobre las horas y horas que dedicaba para producir cualquier tema añadiendo capas y capas de elementos, me hicieron que conectara de nuevo con su música y con las ganas de seguirla.
El otro día decidí poner algún disco mientras lavaba todos los platos que se habían acumulado en la pila y puse el recopilatorio que publicó Rephlex el año pasado de sus producciones junto a The Rootsman bajo el nombre de Razor X Productions. Si no han escuchado nunca esta faceta de The Bug, les puedo explicar fácilmente porque se sintió interesado por ella. El dancehall se suele escuchar en sound systems, es decir, en lugares móviles o en residencia, con una potencia de sonido tremenda, y con un nivel de detalle en la reproducción, hay que marcar los graves, o poder subir los niveles a toda potencia de forma bastante constante, y toda la continuidad de los riddims, la inquietud que generan esas bases minimalistas con un pequeño acompañamiento musical, la virulencia de las voces, femeninas o masculinas saltando desde los altavoces, los añadidos sonoros que incluyen los DJs para mantener la atención del público, como los sonidos de sirenas o de descargas de disparos, el impacto de todos esos elementos, pueden hacerles una idea de lo expresionista y decididamente brutal que puede ser esta música. Las producciones de este recopilatorio son su lado más cafre y bestia, y mientras la música atronaba desde el comedor pensaba en el tiempo que no había escuchado música con este nivel de agresividad y dureza, con la capacidad para convertir eso en una realidad y no en una intención.

Es algo que me alegró, porque recuerdo cuando hace unos meses volví a escuchar su disco de debut, que quedó bastante alto hace unos años en The Wire y todo curiosamente decía “M.I.A.” por todos lados aunque era previo al debut de esta cantante. No se si esto es el proceso de influencia que Harold Bloom llama Kenosis, donde la nueva obra vacía de contenido a la precursora, o quizás solo sea un caso de intertexualidad, donde el texto nuevo hace que no podamos leer de la misma forma el precursor y que nos haga tener el nuevo siempre presente. Si el sr. Conte está leyendo esto que nos de una colleja (total, nos viene haciendo falta) y que nos explique bien todos estos términos (al menos el segundo). En cualquier caso, ese disco, que uno había disfrutado bastante en su momento, sufrió por aquello y seguramente no vuelva a escucharlo. Quizás quiera leer en cierto modo, que hasta el propio autor ha visto ese robo en su sonido y que por eso acabó acercándose al grime y al dubstep. Bajo el sobrenombre de King Midas Sound piensa publicar primero uno de estos singles tan cucos de Hyperdub, y después un disco completo.

Hablando de Hyperdub admito que en las primeras escuchas la versión 8-bit que realiza Quarta330 de “9 Samurai” es la cosa más mona del mundo y quieres ponerlo en el móvil y todas esas tonterías, pero realmente no escucho esa versión y no parece funcionar más allá de su aspecto textural (creo que el tema es más largo que el original). Tampoco le he dedicado gran tiempo a la cara B.

También hay gente muy interesante como el tipo tras A Made Up Sound/ 2562 que se mueven por terrenos cercanos al techno-dub (que ahora ha vuelto a la vitalidad gracias a gente como el sello Echospace) o Matty G que hace poco publicó nuevo material, y que normalmente suele mantener un nivel de calidad bastante alto en lo que hace. Bueno, y un millón de referencias más que tampoco tengo demasiadas ganas de tratar de escuchar. Aunque esta remezcla de Martyn sobre "Broken Heart" sea el tipo de temas de dubstep que me gustan escuchar realmente.

Ahora mismo estoy escuchando el recopilatorio de la Colour Series que acaba de publicar Donnacha Costello. Colour Series fueron diez 12” que publicó en su propio sello este señor, que tenían en común un enfoque de grabación en directo y de calidez y capacidad melódica en su presentación, que las hicieron muy famosas entre los conocedores del techno. De hecho alguna gente las considera como parte del mejor material que el género ha dado esta década. Obviamente, como no estaban en el formato adecuado, las revistas pudieron continuar hablando en 2003-04 sobre la esterilidad y falta de material imperecedero que padecía la escena electrónica. Como ya lo tienen para ponerlo en su canta-cedeles, amigos rockistas, ya lo pueden escuchar (¡ahora existe!) y opinar.

Un disco que realmente me ha gustado es el “Los Angeles” de Michaela Melian, que es un disco de electrónica basada en procesados de fuentes acústicas naturales (vamos que samplean instrumentos de verdad) y que tiene un balance muy agradable entre lo intimo y lo viajero, que supongo puede agradar al público indie sin que les chirrién los dientes y quizás lo puedan llamar indietrónica y todo (si es que esa etiqueta sigue utilizándose). Aunque el último tema donde entra una voz me parece lo más flojo de todo. El “Emotionalism” de Avett Brothers, también es muy disfrutable y es emocionante hasta el sonrojo sin caer en todos los tópicos aburridisimos que a uno le vendrían a la cabeza si les dijera sonido americana o neo-country.

* Droga por cierto que parece es bastante usada en el dubstep, así que habría que volver a plantearse algunas cosas al respecto.

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