jueves, 8 de noviembre de 2007

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Ya que estamos hablando de retrofuturismo y músicas del pasado, la gente de Arthur Magazine están organizando, en parte, una serie de conciertos en los que una banda compuesta por gente de Espers, Furxasa y Fern Knight reinterpreta la banda sonora de la película checa “Valerie and Her Week of Wonders”, mientras esta se proyecta. Esta serie de conciertos coincidirán con la publicación en CD y doble vinilo de la banda sonora original. En realidad, supongo que la gente del sello Finders Keepers habrán licenciado el disco para otros mercados. En la web del sello hay una declaración de Trish Keenansobre la banda sonora:

"Not since The Wicker Man has a soundtrack occupied my mind like Valerie and her Week of Wonders. It was like a door had been opened in my subconscious and fragments of memories and dreams rejoiced right there in my living room. I became very possessive over my copied version, a VHS to cassette copy which hissed like it had been captured from another world. I would surprise friends with snippets of the theme, it never failed to get a curious "Who's this?" I was continually asked to make a copies but I had no intentions of making copies for anyone. The ritual chanting, the sections of catholic mass, the czech hymns were mine, the cogs sequence, the acoustic love song, the room of cogs all mine."

Realmente, vale la pena. Aqui tienen el fragmento inicial para escucharlo:



Me interesa lo que dice la segunda frase y quizás muchos nos sintamos reflejados en ella, aunque nuestros intereses estéticos difieran completamente de los de la cantante de Broadcast. ¿Realmente formamos nuestro gusto estético (también nuestra personalidad) a partir de aquello que recibimos en nuestra infancia (o aquellos que intuimos podía existir)? ¿Es eso una especie de determinismo artístico? ¿O se trata de un criterio selectivo: tomamos aquello que mejor reflejaba nuestros deseos y nuestra imaginación y lo pusimos en un pedestal? Uno se decanta por lo segundo, pero en verdad está fascinado por ese complejo proceso de reescritura que se produce uno cuando decide cambiar el tipo de música que escucha o las referencias que cree más apropiadas para sus actuales creencias artísticas, filosóficas, sociales o políticas.


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En cualquier caso, no será la última banda sonora de películas checas que vean próximamente. El mismo sello promete ya el lanzamiento de “Daisies”,que para alguna gente es una de las películas europeas más avanzadas jamás rodadas. No se, la tengo hay bajada, grabada en un DVD junto a “Aquamarine”. Quizás la vea después (ya estoy acostumbrado a ver películas sin subtitulos y sin entender lo que dicen). Esto es lo que dice Jarvis Cocker (que in lo de incluir a “heroes culturales” actuales para que compremos su producto):

"They said it couldn't be done but the people at Finders Keepers have proved the nay-sayers wrong. Here, at last, is the the soundtrack to maybe THE underground film of all time in all its crazy daisy glory. Monsieur, you are spoiling us."


Bueno, última referencia a este sello (Trunk Records se mueve en una estela parecida). Si uno busca a Bruno Spoerri en Youtube, lo único que encontrará es este videoclip basado en una de sus composiciones para fines funcionales (promoción, películas educativas, música para cabeceras de programas, etc.). A mi me gustan los planos con “grúa”:

Este hombre grabó un disco junto a Irmin Schmidt de Can. La cosa es que al mencionar a Can, uno encuentra paralelismos, pero por la parte del ritmo. Esta es la mítica “Moonshake”:

Y por saltar una década de una zancada, está es Carmen (que pertenecía al grupo Malaria) en un single que sacó en solitario:

Me gusta como de repente, un ritmo muy, muy parecido puede evocar contextos completamente distintos. Creo que mi canción favorita de lo que he escuchado de la Neue Deutsche Welle, es esta de Die Dominas:

Hay quien dice que ellas dos son los antecedentes directos de la gente que formaba Basic Chanel/Mauricio/ Rhythm & Sound, etc. Una de las cosas tristes de internet, es por ejemplo, plantarte en la página de Discogs de un artista que ha defendido toda su vida el anonimato de los creadores dentro del mundo del techno, para que sea la música y el público quien realmente sean los importantes y no el ego, y encontrarse con fotos de ellos de cuando están actuando en directo o pinchando en algún sitio:

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De hecho Moritz Von Oswald y Mark Ernestus, si hay que hacer caso a los rumores (y como no van a hacer un comunicado, habrá que creerlo) ya no son pareja (artística). Aparte de estar liados con su planta de prensado de vinilo (tienen la tarifas, por si quieren hacerse alguno), y sus reediciones del sello de reggae Wackie’s, últimamente se los ha visto por el catálogo del sello británico Honest Jon’s Record. Por ejemplo, Moritz Von Oswald es el mezclador de este disco. Que no he tenido el placer de escuchar.

Tanto él como Mark Ernestus han hecho, por separado, remezclas para Tony Allen. La de Mark Ernestus, es una remezcla muy clásica, extendiendo el groove a partir de montar varios loops, e introduciendo distintos elementos de la grabación original para crear los sentimientos de anticipación, desarrollo y climax necesarios para no aburrirse. Además consigue transmitir el característico sentido de la repetición que tiene su música, ese eco entre dub y minimalista que aún emociona hoy.

La de Moritz Von Oswald, es más su rollo, igualmente basada en la repetición, pero con nuevos elementos, esos acolchados de sinte tan Detroit, y en general un sonido más viajero, menos centrado en el original y de terminación más electrónica.

Tampoco me han llamado especialmente la atención por ahora. Tony Allen graba sus discos para Honest Jon, porque este es el sello, que aparte de la dirección artística de la tienda del mismo nombre situada en Londres, de Damon Albarn.

La relación entre estos dos ilustres caballeros comenzó cuando Damon Albarn, cantó en el tema de Blur “Music Is My Radar”: “Tony Allen got me dancing”. Alguien se lo comentó al propio Allen y este llamó a Albarn para que se fuera a Nigeria a cantar en una canción suya con la que estaba liado en esos momentos. Albarn fue, acongojado vivo y finalmente grabaron la canción. Y según ellos a partir de esos momentos se convirtieron en amigos. Y colaborando en esto y aquello y por vueltas del destino, así surgió el disco de The Good, The Bad & The Queen.

Bueno, ya hemos llegado a 2007. Yo me bajo en esta parada.


P.D.:
El disco que mencioné el otro día para tirarme el pegote sobre crate digging es "The Chosen Few In Miami", y ya que me lo encontré la otra tarde mirando discos viejos, aquí va el primer corte (de ese tostón):

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