Ha de haber algo más que ser una mala persona. Al pasar las páginas de la revista y ver la entrevista dedicada a Jack Peñate, mis ojos no pudieron pasar de las fotos. Quizás fueran las palabras “nueva sensación indie”, pero aunque cueste admitirlo, algunas sensaciones indies pueden tolerarse, sentirse e incluso, ser de lo mejorcito que uno pueda escuchar. Pero solo un poquito muy poquito. Nada que ver con lo que dicen sobre ellos mismos. Fueron esas estanterías, estanterías y estanterías cargadas de libros.
De hecho en la segunda foto que subo, continuaba mirando los libros, no la colección de discos ni los discos duros portátiles, ni siquiera la cantidad de pares de zapatos apilados en cajas de color rojo. Mis padres tienen en su piso un mueble con estanterías y estas están llenas de libros que van desde lo sublime a lo anecdótico. Quizás sean las estanterías de sus padres, me gustaría pensar y no ver a alguien de 22 años como supera el tamaño de mi biblioteca de forma tan severa. Puede ser que los libros sean caros (280 € = mi verano = 12 libros y un DVD (con CD adosado) de “Grandes Éxitos” de Natalie Imbruglia*) aunque nunca me ha temblado el pulso en gastarme dinero en libros técnicos, libros descatalogados o en ediciones de lujo. Quizás sea que se me escapa la vida y todo aquello que uno quería ser de pequeño ve que será imposible conseguirlo o que eso nunca tuvo sentido alguno. Puede ser, que esté descontento con una carrera que no ha dejado de decepcionarme y deprimirme desde el primer día sumado con una dolorosa sensación de inutilidad de uno mismo dentro o fuera de las posibilidades que genera esta para mi vida laboral. A lo mejor, la confianza en uno mismo, se agrieta y se va desmigajando, viendo como poquita cosa sabe uno realmente sobre nada y lo groseramente inculto que resulta. Quizás ese montículo que va creciendo en mi habitación sea la metáfora de un complejo de inferioridad. Pero no deja de resultar gracioso que piense en ello en tamaño. De acuerdo, la mayoría de los libros que tiene el sr. Peñate son de literatura y uno lee sobre todo filosofía, ensayo o libros divulgativos, pero no valoro mi biblioteca por lo que es, ni por la minuciosidad y el detalle de información que me pueden regalar, ni por su profundidad ni la visión única que me pueden aportar, ni su especificad ni su intensidad. Pienso en ellos en tamaño. Algo muy masculino. Crece y crece. En una encuesta/ cuestionario sobre libros que circuló hace tiempo por la blogosfera, una de las preguntas era la de cuantos libros poseía uno. Mucha gente hacía estimaciones al respecto, ya se sabe, porque uno no quiere perder el tiempo contándolos, o porque no sabe ni los que tiene prestados por ahí. La respuesta que me dejó maravillado fue la del periodista y crítico musical Mark Sinker, que contó el número de estanterías de su casa, asigno una media de libros por metro cuadrado de estas y multiplicó para obtener una estimación. Sobre unos 4000. Sin contar con las dedicadas a revistas o fanzines.
* Si una artista de pop comercial publica sus videoclips o algo en DVD, y alguna vez ha sentido algo por ellos, compren de inmediato porque quizás jamás vuelvan a tener una oportunidad. Palabra de groupie de Rachel Stevens.
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