domingo, 28 de octubre de 2007
Fuck shit up
Esta mañana al levantarme, mi hermano tenía puesta la televisión. Mientras me espabilaba, las frases y los sonidos iban saliendo de esa bruma, resonando como piedras negras en el fondo de un estanque, tomando significado aquello que estaba viendo. Era un concierto acústico de Siwel. Todo ese rollo de hoja promocional del lenguaje del corazón y las emociones, la guitarra y la voz de llorón, como esa fina película que deja la lluvia sobre un coche (donde te mojas el culo o la manga pero poco más), como un agujero negro estético por donde se va cualquier intencionalidad que no sea plegarse a ese estilo. El tipo comentando en la entrevista que odia la idea de cantautor como alguien que expresa vistas políticas. El tipo explicando que el nombre de Siwel venía de no querer llamarse Luis en los conciertos y de un anagrama con Lewis. El querer ser desconocido frente al público. Y para explicar que no es un manierista completo, explica que una de sus canciones está dedicada a su perrita, que no se si se perdió o se murió. Creo que eso es el equivalente de los rockeros que cantan sobre la vida en la carretera y la soledad de las noches en los hoteles. Mi hermano cambia de canal. Gran elección.
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